LA SALIVA BRINDA EVIDENCIAS DE ACOSO ESCOLAR CRÓNICO
Las hormonas en la saliva de chicos y chicas pueden ser un indicador biológico del trauma que algunos de ellos sufren cuando son acosados crónicamente por sus compañeros, según los autores de un estudio en el que se muestra que los marcadores biológicos pueden ayudar al reconocimiento temprano de los efectos psicológicos a largo plazo en los jóvenes, y a la oportuna intervención.
(NC&T) JoLynn V. Carney y Richard Hazler, de la Universidad Estatal de Pensilvania, buscaron la hormona cortisol en la saliva de estudiantes para evaluar su validez como biomarcador fiable para la detección bioquímica del acoso escolar.
«Gran cantidad de chicos sufren en silencio, como esos de los que a través de las noticias nos enteramos de que han disparado en escuelas, o que se suicidan o lo intentan, como una reacción al abuso crónico a manos de sus compañeros. Esos chicos en situación límite son los que no logran lidiar con el abuso buscando un apoyo adecuado», argumenta Carney. «Ellos reprimen dentro de sí su frustración y su ira, y fantasean sobre cómo escapar al abuso a través del suicidio, o cómo van a vengarse de los abusadores».
Cuando una persona siente una amenaza, los niveles de cortisol se disparan, y las funciones del aprendizaje y la memoria se ven afectadas negativamente. El cuerpo básicamente concentra el grueso de su atención en sobrevivir a la amenaza. A mayor duración de estos picos, mayor es el daño potencial en diferentes aspectos de la salud física, social y emocional de la persona.
Sin embargo, cuando una persona sufre un período extenso de estrés similar a las experiencias de acoso escolar crónico, los investigadores han encontrado reacciones de cortisol por debajo de lo normal, lo que se relaciona con una sensibilidad al estrés menguada, una especie de enajenación o efecto desensibilizador.
Este hallazgo del bajo nivel de cortisol tiene serias implicaciones físicas y psicológicas para los chicos, tanto para las víctimas como para los testigos casuales del acoso. Las investigaciones con adultos expuestos a eventos estresantes repetidos han permitido relacionar el bajo nivel de cortisol con enfermedades como el síndrome de fatiga crónica, el dolor pélvico crónico, y los trastornos de estrés postraumático.
Los investigadores estudiaron la saliva de 94 estudiantes de edades situadas entre los 9 y los 14 años, además de hacerles responder a un cuestionario sobre sus experiencias de ser acosados, o haber sido testigos del acoso a alguien, y realizaron mediciones adicionales de la ansiedad y el trauma.
Como el cortisol tiene un patrón diario predecible, con niveles más altos a primera hora de la mañana, y en declive a lo largo del día, los investigadores recolectaron las muestras de saliva cuando los estudiantes llegaban temprano a la escuela por las mañanas, y luego poco antes del almuerzo.
La hora del almuerzo es uno de los períodos menos supervisados, cuando los chicos están más expuestos a los ataques de acoso. Una de las cosas que los investigadores están tratando de medir no es la reacción que sigue inmediatamente a los eventos de acoso escolar, sino más bien la ansiedad anticipada que se desencadena cuando se aproximan las situaciones en que ocurren más comúnmente los acosos. Incluso los chicos que no son acosados sufren de este estrés porque sospechan que verán a sus amigos sufriendo los acosos, y temen que ellos puedan ser los próximos.
Los resultados de este estudio muestran que aunque el acoso escolar está directamente relacionado con el trauma y la ansiedad, también está relacionado, indirectamente, con los niveles de cortisol.
Esto confirma la teoría de los investigadores de que aunque la exposición a un evento único o muy ocasional de acoso escolar puede causar niveles elevados de cortisol, la exposición al acoso escolar de forma crónica puede estar asociada a niveles bajos de cortisol.