EL LACTOBACILO DEL YOGUR NO SOBREVIVE EN HECES

¿Mito o realidad? Desde hace un siglo al yogur se le han otorgado propiedades beneficiosas a través de los lactobacilos que lo fermentan, pero lo cierto es que hasta ahora no se ha demostrado su supuesto beneficio.

Mucho se ha hablado de los beneficios de las bacterias del yogur, pero apenas hay evidencia científica de que realmente los lactobacilos mejoren la salud. Para probar si realmente estas bacterias ejercen alguna acción en el intestino, un equipo de microbiólogos del Hospital Ramón y Cajal y de la Facultad de Farmacia de la Universidad San Pablo-CEU, ambos en Madrid, ha realizado un estudio con 114 voluntarios sanos con el fin de buscar la presencia de microorganismos vivos del yogur en las heces humanas. La conclusión ha sido contundente: los lactobacilos no están vivos en las heces.

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El Lactobacillus delbrueckii es uno de los responsables de la fermentación del yogur, junto al Streptococcus thermophilus. «Siempre se ha considerado un probiótico, pero como tal debería ser capaz de sobrevivir al tránsito intestinal», ha señalado Rosa del Campo, microbióloga del Ramón y Cajal y primera autora.

«Se eligieron las heces para buscar la presencia bacteriana porque con ellas se eliminan cerca de 250 gramos de bacterias representantes de la flora intestinal», ha explicado Fernando Baquero, jefe de Servicio de Microbiología del Ramón y Cajal y coordinador del ensayo.

El estudio doble ciego incluyó a 114 voluntarios sanos que tomaron tres yogures al día, clásicos o pasteurizados según los grupos, durante quince días. La presencia de las bacterias en heces se midió por dos métodos: un cultivo microbiológico seguido de una PCR específica para buscar segmentos de ADN exclusivos del L. delbrueckii; y una hibridación radiactiva con ADN extraído de las heces para buscar restos genéticos. «En ninguna muestra hemos encontrado bacterias vivas y en el 90 por ciento no hemos encontrado ni siquiera ADN del lactobacilo», ha comentado Del Campo.

Los resultados sugieren que los lactobacilos del yogur no llegan vivos a la parte terminal del colon e incluso puede que ni siquiera lleguen a zonas previas del intestino en cantidades suficientes, pues de ser así se detectarían trazas genéticas de su presencia, «algo que sólo ha ocurrido en un 10 por ciento de las muestras», ha recalcado la autora.

Como parece que las bacterias del yogur no son capaces de desplazar a las autóctonas del intestino, la hipótesis sobre su beneficio apunta ahora a un aumento de la inmunidad. En este estudio se comprobó si había algún cambio en ésta, encontrándose que «en la inmunidad sanguínea no hubo variaciones». Faltaría por comprobar la IgA local.

Con las mismas muestras el equipo trata de ver si las poblaciones microbianas beneficiosas se modifican con el consumo de distintos tipos de yogures. «Puede que no haya un efecto probiótico, pero sí alguno de otro tipo que modifique la microbiota intestinal», ha apuntado Alejandra Montesi, de la San Pablo-CEU. La meta es encontrar, si existe, algo propio del yogur que produzca un efecto saludable.

Fuente: diariomedico.com

http://www.nutrar.com/detalle.asp?ID=6601

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