EL CAMBIO DE SABERSE PADRE.
- EFE
- 18 febrero 2012
- http://www.vanguardia.com.mx/elcambiodesabersepadre-1221802.html
“Tiene las hormonas alteradas”. Esta frase, a menudo cargada de connotaciones machistas y de incomprensión, y detrás de la cual se esconde la proverbial incapacidad masculina de entender el universo femenino, es un prejuicio con los días contados.
El aumento de los parásitos alimentarios
http://www.consumer.es/seguridad-alimentaria/sociedad-y-consumo/2012/09/17/213364.php
Intoxicaciones alimentarias
http://www.elmundo.es/elmundosalud/documentos/2012/09/intoxicaciones.html
“El 70% de las enfermedades son emocionales”
http://www.elpais.com.co/elpais/cali/noticias/70-enfermedades-son-emocionales
La acumulación de sustancias nocivas en el cuerpo afecta por igual a personas de diferentes estratos económicos
El trigo podría ser una grave amenaza para su salud
http://www.diariosalud.net/index.php?option=com_content&task=view&id=26145&Itemid=36
La concentración de fármacos en el agua del grifo es más alta de lo que se creía
http://actualidad.rt.com/sociedad/view/114066-estudio-drogas-agua-potable-eeuu
«Niñas menopáusicas a los 20 años»
http://www.elespectador.com/noticias/salud/ninas-menopausicas-los-20-anos-articulo-504032
ESPAÑA.- Ni siquiera cuando están en una de las etapas más bellas y plenas de la existencia femenina, es decir, en el transcurso del embarazo, después de dar a luz y durante la lactancia, pueden las mujeres librarse de las alusiones a sus alteraciones hormonales, utilizadas los hombres para “explicar” algunas de sus conductas.
Pero ahora se ha descubierto que cuando llegan los hijos al seno de una pareja, las hormonas no sólo revolucionan el organismo de la madre, sino también el del padre.
Cambios en los estados de ánimo, que pueden oscilar entre la tristeza, la apatía y la euforia. Alteraciones en el sueño y los hábitos alimenticios. Aumento del peso, retención de líquidos y vaivenes en la temperatura y sudoración corporal.
“Son algunos de los síntomas más habituales, caracterizados sobre todo por las fluctuaciones de diverso grado y duración en el funcionamiento del organismo y de la mente, que sufren las mujeres durante la gestación y después del parto, debido a que sus glándulas endocrinas liberan una cascada de sustancias hormonales en su torrente sanguíneo”, explica la doctora María Esther de la Paz, medica experta en medicina naturista.
Según la doctora, durante la gestación y la etapa posterior, la mujer también sufre oscilaciones en los ritmos biológicos y funciones fisiológicas, como la digestión y la actividad intestinal.
Pero las hormonas pueden jugar buenas y malas pasadas también al padre, según muestra unainvestigación de las universidades de Yale y de Bar-Ilan, que revela que en el cerebro de los hombres ocurre algo muy similar a lo que sucede en el de la mujer cuando viene un hijo al mundo.
Las hormonas que inundan al hombre
Al nacer un hijo, en el cerebro de los progenitores aumentan los niveles de hormonas, sobre todo la oxitocina, la hormona que ayuda a la mujer durante el parto a contraer el útero y la prolactina, fundamental para estimular la lactancia materna.
Cuando los padres tienen a su pequeño en brazos aumenta en su organismo la producción de oxitocina y prolactina, las cuales actúan sobre la amígdala cerebral, relacionada con las emociones, y contribuyen a la establecer las relaciones afectivas, lo cual influye en sus sentimientos y pensamientos respecto del bebé.
Para su investigación, la neuróloga comprobó el nivel hormonal de 43 padres durante los seis meses siguientes al nacimiento de los hijos, lapso durante el cual estudió su capacidad para tranquilizarlos, jugar con ellos y entender sus necesidades, la cual fue mayor en aquellos con sus niveles hormonales más elevados.
Según Feldman, muchos padres se muestran desinteresados en la paternidad hasta que tienen al bebé en sus brazos y sufren un cambio en los sentimientos.
El aumento de la oxitocina, cuando los padres y madres viven el primer nacimiento es incluso superior, aunque ambos progenitores reaccionan de modo diferente frente a estos impulsos hormonales: las madres desarrollan un mayor sentido de la protección, en tanto que los varones se muestran más predispuestos a jugar con el nuevo hijo.